Cómo saltarse las clases

Un tutorial de HoJu y Mace Windows para Thisismadness 

 

 

Un título quizás demasiado explícito. Tal vez deberíamos haberlo titulado "Gestión creativa de los recursos de tiempo superpuestos al horario lectivo". Este ancestral arte recibe numerosos nombres dependiendo de la época y el lugar: hacer pellas, hacer novillos, fumarse las clases o correrse las clases, son algunos de ellos. Se trata de un ejercicio educativo y saludable, que contribuye a formarnos como personas, pues a medida que crecemos y nos introducimos en nuevos sistemas educativos, vamos perfeccionando nuestras habilidades para escapar de ellos. Este deseo no se limita a los sistemas educativos obligatorios sino que puede alcanzar su máximo desarrollo en el contexto de los estudios superiores, bien por ocupaciones ajenas a las labores académicas, por huir de una determinada materia, o por mera adicción a la libertad.

 

Run to the hills, run out of class
Run to the hills, run out of class

 

Un poco de Historia

 

Desde que el mundo es mundo, los jóvenes pupilos han buscado escapar de sus maestros con todo tipo de excusas. Una de las formas más frecuentes y efectivas de correrse las clases era alistarse en el ejército. De hecho la guerra del Peloponeso surgió cuando los alumnos de Sócrates decidieron ausentarse en masa de su clase, y para que no se notara, organizaron una guerra. Lo mismo se aplica a las dos guerras mundiales, solo que el asunto se les fue un poco de las manos. En un contraataque contra los novillos, los profesores y eruditos de las universidades inventaron la bomba atómica y a los estudiantes se les acabó el chollo de las guerras multitudinarias. Además los jóvenes de ahora ya no están tan dispuestos a dejarse matar por perderse una clase, así que han ideado nuevas tretas, como "estoy enfermo", "he perdido el autobús" o "¡Que me voy!".

 

 

1. Planificación

 

Una escapada en horario lectivo debe planearse con gran precaución. Hay que asegurarse de varias cosas antes de faltar a una clase; después de todo, queremos aprobar esa asignatura. Primero hay que pensar en el profesor: ¿es enrollado o un borde?, ¿le importa mucho la asistencia o le da igual?, ¿se ha tomado el café de la mañana?, ¿respeta los cinco minutos de cortesía entre clase y clase? Las distintas combinaciones de estos factores pueden ser determinantes.

 

Ten en cuenta también la naturaleza de la clase en cuestión, ¿habrá avances importantes en el temario?, ¿dará información sobre las evaluaciones?, ¿mandará o corregirá alguna práctica, trabajo, etc.?, ¿pasará lista? Para estos casos lo mejor es contar con amigos responsables que vayan a quedarse y te informen de todo, recojan hojas para ti, o te pasen apuntes. Si no tienes confianza con nadie responsable y la clase es realmente importante, es posible que tu grupo de escapada tenga que elegir a un pringado que se sacrifique y se quede por el bien de los demás.

 

 

2. Ejecución

 

La discreción siempre es recomendable porque por muy enrollado que sea el maestro, no le hará gracia que te ausentes en su cara para jugar a los soldaditos. Por eso hay que controlar los tiempos: nunca saques demasiadas cosas de la mochila/cartera, en cualquier momento debes ser capaz de recoger y largarte en unos segundos. Controla los pasillos, tampoco es conveniente salir furtivamente y encontrarte de morros con el profesor en cuestión. Si no le has visto llegar evita dirigirte inmediatamente a la cafetería del centro; es muy posible que esté allí echando un carajillo con algún doctorando.

 

Si el profesor ya está allí, aprovecha las aglomeraciones de alumnos en torno a la puerta para escabullirte; en estos casos los grupos de prófugos deben ser pequeños para no llamar la atención. Si sois muchos quizás convenga una táctica arriesgada como es la trola de que tenéis un curso o asignatura pendiente a la que acudir (peligroso porque si el profesor quisiera podría comprobar la veracidad de la bola). Si otro/s alumno/s, estén o no en el ajo, lo acribillan a preguntas sobre la evaluación, los trabajos o la pañería castellana del siglo XVIII, probablemente puedas largarte ante sus narices sin que se entere.

 

 

3. Destino

 

¡Ah! Una vez fuera, todo lo que haya pasado antes no importa, te sientes libre pese a que te des de morros con tu profesor al girar la última esquina (si nos has hecho caso, esto no tiene por qué pasar). Lo hecho hecho está, ahora hay que saborear la tan ansiada y (no) merecida libertad. Es muy común el hecho de que el grupo una vez en la calle, radiante de felicidad, se dé cuenta de que no tiene destino. Que no cunda el pánico. Para empezar, piensa que nunca te aburrirás más que en esa clase de Historia de la Baja Edad Media de España. Además, no por tener un destino planeado a conciencia te lo vas a pasar mejor que improvisando. Porque lo mejor es improvisar, siempre manteniendo alta la ambición de regocijo.

 

Dependiendo de la capacidad de movilización que tengáis y el tiempo atmosférico que haya podéis optar por varias opciones. Si no disponéis de transporte rápido y con aire acondicionado, replanteaos volver a vuestro edificio lectivo para hacer una visita a la cafetería o a algún sucio pasillo donde apalancaros y jugar a la canasta con un cubo sucio y unos cuantos juguetitos. Sin embargo, el plan que TIM recomienda vívamente es que os dirijáis a la sala de informática o bien a los ordenadores de la biblioteca para asaltar la red y visitar páginas pr0n, censurado por romper reglas 1 y 2, o esta misma web que lees ahora (¿Sabes que hay una tienda TIM? Venga, mírala, seguro que hay algo que te gusta a medias y lo compras porque te caemos bien). Y si el profe con el que tenías clase es avispado y no deja que sus cansados pupilos peguen la común cabezadita en sus clases, el aula de informática aporta un ambiente seco y caluroso que emula bastante bien tu añorado lecho: también puedes aprovecharlo.

 

La posición puede disimular, pero tampoco hay que reprimirse.
La posición puede disimular, pero tampoco hay que reprimirse.

Haga bueno o malo (hay que aprender a convivir con la lluvia, que estamos muy mal enseñados), en TIM fomentamos evitar espacios cerrados (por extraño que parezca, no estamos siempre pegados al ordenador) y nos encanta tirarnos en un buen prao, en gran medida gracias a las innumerables clases que hemos pasado tumbados en el verde. Y a falta de zonas verdes (que hoy en día pasa demasiado a menudo) siempre puedes optar por ir a la playa o al río, ¿porqué no? ¿que no has traído bañador...? Algún día los thisismadniacos confesaremos muchas cosas... En casos particulares se puede llevar el verde dentro del edificio, preferentemente en un baño poco frecuentado, pero esto puede ser considerado ilegal fuera de Holanda y nosotros no pretendemos hacer apología de conductas delictivas.

 

¿Que hace malo? Tranquilo, no tenemos por qué renunciar a resultados erótico-festivos. ¿No te das cuenta de que podéis encontrar un sitio pequeño y resguardado donde el contacto será inevitable? Cuánto os queda por aprender, novatos... Para realizar esta jugada (aunque con buen tiempo también es una excelente opción) son buenos partidos los parques infantiles, ya bien conocidos y descritos por toda nuestra web. A menudo presentan construcciones resistentes en mayor o menor medida a las inclemencias atmosféricas. ¿Que está abarrotado de feroces hordas de niños pequeños? Tú lo has dicho; son pequeños, podéis con ellos.

 

¡Que uno de vuestros compañeros tiene coche! ¿Qué hacéis todos usando los pies? A abordar el vehículo en cuestión y a pensar a lo grande. El centro de la ciudad ofrece jugosas formas de distraerse: saltarse las clases para pasarse toda la mañana cruzando pasos de cebra y joder a los conductores es un puntazo. Teniendo en cuenta las lecciones que os enseñamos en el manual TIM de supervivencia zombi, puede que dirigirse a una armería sea una buena forma de pasar la mañana. Tantea el terreno y conoce al dependiente de la tienda que asaltarás el día del Apocalipsis. Pregunta por su tipo de armamento, cantidad de munición en stock y juzga si es la mejor opción. Si has vislumbrado ya todos estos artículos y el dependiente te niega su existencia renunciando así a una posible venta, es que estás por buen camino: quiere decir que tienes resolución y que teme vender armas a una persona como tú (y eso que no le has dicho para qué son).

 

También puedes dirigirte hacia tu tienda de cómics habitual para comprar lectura interesante en lugar de las guerras de religión inglesas: tal vez así no tengas que saltarte las clases en un tiempo. ¿Que tienes que hacer unos cuantos recados en el centro comercial? Pues nada, todos para allá. Un centro comercial tiene un montón de cosas que hacer y, por extraño que parezca, a veces podéis comprar algo. Y por algo puede ser, poniendo un caso cualquiera, una gran colección de soldaditos americanos, spray de graffiti, bolsas de pelotitas de colores a reventar...

El cine también es una buena opción: tanto que puede producir dependiencia y llegar a crear un apartado TIM de críticas de cine. Cuidado si vives por la zona que estás visitando: no te gustará encontrarte a un familiar y tener que explicarle qué haces allí a las diez de la mañana.

 

4. Una alternativa

 

¿No tienes coche?, ¿el profesor te da miedo?, ¿la asistencia es un 50% de la nota? No llores aún, no tienes por qué renunciar a las ventajas de librarte de esa clase. Con nuestras técnicas de abstracción mental, puedes saltarte una clase ¡sin salir del aula! Te garantizamos que el resultado en cuanto a conocimientos adquiridos será como mínimo igual al que obtendrías si estuvieras tirado en la hierba del parque más cercano. Hay muchas formas de pasar discretamente de la lección. Una es dormirse, pero si roncas, ya no sería discreto, y en cualquier caso corres el peligro de que la baba cayendo te delate. Nosotros proponemos otras ideas: la lectura es una opción interesante, pero cuidado: muchos profesores no apreciarán tu devoción por la obra de Schopenhauer; camuflar el libro entre los apuntes o bajo la mesa puede ayudar. Otra forma creativa de aprovechar esa hora sentados en silencio es el dibujo: diseño vexiológico, naves espaciales, esvásticas en los cuadernos de los compañeros... deja volar al Picasso que llevas dentro. Las inscripciones epigráficas en las mesas también se engloban en esta categoría.

 

Por supuesto, existe el gran peligro de que el profesor te pregunte y no sepas ni de qué estaba hablando, pero no te preocupes: hoy en día los silencios incómodos cuando el profesor pregunta algo son unánimes incluso entre los más atentos empollones de la clase. Tu estulticia pasará despaercibida.

 

5. ¿Y después qué?

 

Bueno, has pasado una agradable hora de relax con los colégolas, pero llega el momento de que empiece la siguiente clase, ¿cuál es el procedimiento a seguir? En primer lugar pregúntate si no vas a saltarte también esa siguiente clase, una vez que has empezado ya cuesta parar. Si a pesar de todo quieres asisitir, date prisa; entrar más de diez minutos tarde a una clase está feo. Si no llegas a tiempo, pregúntate una vez más si de verdad no te la vas a saltar. Si, con todo, te arriesgas a entrar, lo siento, ya no podemos ayudarte: este es un tutorial de cómo faltar a clase, no de cómo asistir a ella.

 

Ya solo te queda contactar con tus agentes infiltrados para que te pasen los apuntes y te informen de lo más relevante. Eso sí, cuando llegues a casa después de clase, mucho ojo: llegar borracho o con una bolsa de la compra de un centro comercial que está a varios kilómetros de tu centro de estudios puede ser sospechoso. Aquí tu imaginación y tu capacidad serán más útiles que cualquier consejo nuestro, porque cada hogar es un mundo.

 

Eso es todo, compañeros. Hemos compartido con vosotros nuestra sabiduría, aun a riesgo de ser identificados y sancionados por revelar estos truquitos de subversión académica. Así que, recordadnos: en la próxima exposición de Historia Medieval que paséis acodados en la barra de un bar, mirad al cielo/techo y levantad vuestros vasos brindando por Thisismadness.