Íñigo Segurola "el jardinero"

Dice la leyenda, si es que las leyendas pueden hablar, que este greñudo jardinero es hijo ilegítimo de Bárbol el Ent, aunque una teoría más pausible indica que fue concebido de forma artificial usando esperma enriquecido con sustrato universal Compo, como parte de un plan de Televisión Española para crear al presentador definitivo, que trajera el equilibrio a las audiencias en una época de inseguridad en la que se temía que la muerte inminente de Franco abocara el monopolio televisivo patrio a la destrucción. Pero el caudillo aguantó unos años más y el proyecto se archivó y se olvidó. El joven engendro ideado para ser un animal (o quizás sería mejor decir un vegetal) televisivo creció como un niño del montón, si es que los niños del montón practican la fotosíntesis... ¿no? Anda, pues no lo sabía.

La primera planta que le dio la fama
La primera planta que le dio la fama

Pero la savia que corría por sus venas no tardó en manifestarse y pronto nació en él el amor a lo verde. No nos referimos a su adicción a comerse los mocos, que superó a la temprana edad de treinta y dos años, sino a su pasión por todo tipo de plantas y particularmente por un tipo en concreto, de cuyo conocimiento y cultivo se benefició para convertirse en el chaval más popular de su barrio y amasar sus primeros ahorros. Una intervención policial se encargó de poner fin a su primer negocio de "floristería". Pero la cima de su carrera estaba todavía por llegar: había sido diseñado para la tele y la tele no tardó en llamar a su hijo perdido para alimentarlo en su seno catódico. Un becario de TVE encontró en un sótano los documentos del proyecto Segurola, escondidos entre la cinta censurada de Cuervo ingenuo y un tapper con el primer hígado de Massiel, y los técnicos que encontraron su cadáver (después de tocar preceptivamente la Campana del Metal) decidieron buscar al que debía ser el presentador definitivo y ofrecerle ser el presentador y director del primer Gran Hermano (proyecto que años más tarde recogería Telecinco en uno de sus habituales viajes al contáiner en busca de material), pero los cambios que propuso Íñigo al formato (grabar la convivencia de diez hortalizas diferentes plantadas en la misma maceta) no cuajaron en las mermadas mentes de los directivos, que le metieron de colaborador en Bricomanía.

En este programa alcanzó el estrellato en toda la tierra, llegando su fama hasta las últimas capas y casi hasta la roca madre. Las flores y hortalizas le reverenciaban, deseando ponerse entre sus sabias manos (con erótico-botánicos resultados, a ver si creíais que la fertilidad de su jardín la daba solo el abono). Desarrolló una fijación con el drenaje y, sobre todo, con el sustrato, equiparable a la que sufre Bear Grylls con las proteínas. Una famosa empresa cuyo nombre no diremos porque no nos pagan lo suficiente como para repetirlo dos veces (de hecho, no nos pagan) utilizó publicitariamente su imagen a cambio del suministro vitalicio de los sacos de sustrato universal que necesitaba su cuerpo vegetaloide para mantenerse con vida.

Lo peor de ser una estrella en el mundo del chou bisnes es el verse perseguido por una legión de verduleras sedientas de amor y de consejos hortícolas, y de las propias verduras y plantas que también le acosan: "Las enredaderas y hiedras son especialmente plastas, pero lo peor son las ortigas que intentan arrimarse a la cebolleta", confiesa Íñihgo en exclusiva a Thisismadness.

 

Pasó malos momentos cuando se le acusó de matar en un acceso de ira a una de sus fans, pero luego se desveló que la planta fue ahogada por Ned Flanders, que confesó ser el "triste asesinillo". Otra leyenda dice que, celoso de su compañero de programa Cristian comosellame, le podó diversos miembros y lo enterró en su jardín (ver foto), pero, tal es la habilidad jardinera de nuestro hombre, que uno de los fragmentos descuartizados agarró y brotó un nuevo Cristian, más vasco que nunca, que se hizo cargo del programa de nuevo.

Desde entonces su único consuelo ha sido seguir cultivando las plantas que siempre fueron sus únicas amigas (ver párrafo segundo), pero su fama sigue incluso más viva: el morbazo de las sospechas de asesinato atrae especialmente a las plantas carnívoras, que han fundado su propio club de fans. Ante esta perspectiva, nos consta que el jardinero favorito de España, se ha agenciado una moto para huir, preferentemente al desierto del Sahara, u otro lugar con la misma riqueza vegetal.

¿Sabías que...

 

...el Gigante Verde le rinde pleitesía?

 

... Dios creó a Íñigo Segurola para que le cuidara el Jardín del Edén?


... rechazó sabiamente un empleo en el Jardín de los Sueños?


... allá donde íñigo caga, crece una orquídea?


... la cajita que Galadriel le regaló a Samsagaz no era tierra élfica sino sustrato Compo?


... por eso existe la creencia de que Íñigo es un elfo silvano?

 

... Mace Windows guarda uno de sus libros en la estantería del pr0n?