Crítica: Donde viven los monstruos (2009)

 

Por John Karra

Título original: Where The Wild Things Are

 

Dirección: Spike Jonze

 

Guión: Spike Jonze, Dave Eggers, Maurice Sendak (autor del libro original)

 

Intérpretes: Max Records, Catherine Keener (mamá por excelencia), James Gandolfini (de mafioso chungo a grandullón adorable), Forest Whitaker (reaparecido desde “Negros: La Película”), Paul Dano (irónicamente doblando después de verlo tan silencioso en “Little Miss Sunshine”, y encima a una cabra que se parece a Seth Green), Catherine O’Hara, Chris Cooper, Lauren Ambrose.

 

Crítica:

 

¿Os acordáis de cuando de peques creíais en monstruos malos y buenos? Bah, seguro que no, si desde que empezaron con nosotros como generación Pokémon 1.0 ahora los niños ni tienen imaginación… ¡en mis tiempos los niños podíamos divertirnos con una caja de cartón, no como ahora, con tanta tecnología y violen…! Perdón, me he desviado del tema. Bueno, el caso es que esta peli tan chachi me ha recordado a cuando mi adorado Simba de peluche me protegía de los malos que había por la noche. Tal como narra el cuento de Maurice Sendak, Max es un niño que se aburre en casa; normal, con una hermana adolescente y una madre divorciada… en un berrinche, el chiquillo, vestido con su traje de lobo, viaja a un mundo donde aprenderá que los monstruos no tienen por qué ser malos, sino que muchas veces son sólo unos incomprendidos como él.

 

Ya conoceréis el escenario y a los personajes por la parodia que se hizo en aquel pésimo capítulo de “Los Simpson”: “La niña que dormía demasiado poco”. El lugar en cuestión es un bosque ya medio desértico a la orilla del mar (hay que decir que la película tiene también su puntillo ecologista) donde viven unos achuchables grandullones a los que dan ganas de abrazar (siempre y cuando controlen su fuerza y humor). El doblaje original lo tenéis ahí arriba, pero claro, los señoritos actores famosos no se meten en los trajes a sudar, ¿eh? ¿Y los anónimos, es que nadie piensa nunca en los anónimos? Porque los tales Sam Longley, Nick Farnell, Sonny Gerasimowicz, John Leary y Alice Parkinson también han currado lo suyo. En la versión en castellano hay pocas voces habituales de doblaje y algunas cuestan un poco. Pero bueno, todos los actores se lo tuvieron que pasar como enanos, y nunca mejor dicho, porque en ese plató había más chiquillos que en casa de Cletus; y hasta demostraron sus dotes como directores, como se puede ver en los vídeos sobre el rodaje.

 

Mención especial a la banda sonora. La música corre a cargo de Carter Burwell (que suele componer para los hermanos Coen); sencilla, básicamente una guitarra acústica, algo de piano… no se diría que es de una película infantil pero le va como anillo al dedo al estilo de ésta. Las canciones son interpretadas por Karen O., de los Yeah Yeah Yeahs! acompañada por un coro de niños; algunas originales como “All Is Love” y versiones como “Worried Shoes”, del gran Daniel Johnston. Puede levantarte el día o sacarte las lagrimillas. Básicamente lo que va haciendo la película a medida que avanza. No sabría decir cuál es la mejor edad para empezar a verla, porque los muy pequeños lo mismo manchan los pantalones al ver a los peluches y además no entenderían del todo lo que pasa. Como digo, no es una película infantil al uso, puede ser demasiado triste. A mí me dejó sonriendo y llorando con ganas de volver a ser una chiquilla (eran tiempos felices, eran tiempos mejores) pero con muy buen sabor de boca. Hablando de boca… qué hambre me está entrando. ¡Groar!

 

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Comentarios: 1
  • #1

    Repolocho (martes, 01 junio 2010 09:34)

    Me quedé con las ganas de verla, así que a ver si logro convencer a mis padres para comprarla y verla en una sesión dominical de "cine familiar". La verdad es que yo de niña leí el libro en el colegio y, junto a "El pequeño Nicolás" y "El león mariposa", fue uno de los libros que más me gustaron. Sin embargo, apenas recuerdo la historia. Voy a ver si encuentro el libro y lo releo antes de ver la peli, aunque supongo que será una buena adaptación. Me fío de tu criterio, John Karra :-)